Ayer 15 de enero, los sanmarquinos se dieron con una sorpresa: las puertas del campus estaban cerradas. La Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) mantuvo sus puertas cerradas impidiendo el acceso de estudiantes, profesores, trabajadores y de cualquier persona. El malestar se hizo notar también entre los padres de familia y vistantes que se acercaron a las puertas del campus universitario. Muchos de ellos recibieron el hecho sorprendidos ya que no hubo ninguna notificación de este cierre.

Según algunas fuentes, las autoridades ordenaron cerrar las puertas ya que se había programado una sesión del Consejo Universitario, en la sala de sesiones del Rectorado. Sin embargo no es frecuente que se realicen este tipo de acciones dado que las sesiones del Consejo Universitario son públicas.

La verdadera razón, según algunos testimonios, sería el intento de boicotear una movilización estudiantil que había sido convocada para ese día en reclamo por el cierre del comedor universitario. La medida cumplió el objetivo de suspender la manifestación, pero no ha conseguido mitigar los ánimos ni silenciar a los estudiantes. La torpeza del abuso de poder y el atropello a la libertad de manifestación ha terminado por resaltar un hecho que pudo haber pasado desapercibido.

La movilización, convocada por el gremio de comensales, buscaba reclamar por el cierre -que califican como “intempestivo”- del Comedor Universitario durante verano. Los comensales señalan que la alimentación es un derecho básico del estudiante, reconocido en el propio Estatuto de la universidad, y que si en verano también hay clases no tendría por qué cerrarse el comedor [Ver comunicado aquí]. Sin embargo, algunas fuentes universitarias señalaron que el mismo se encuentra en mantenimiento.

Sea como fuere, la decisión de cerrar la universidad permitió que la sesión del Consejo Universitario se realice en absoluto aislamiento, evitando movilizaciones y generando una sensación de poca transparencia y abuso de autoridad.

Sin embargo, los estudiantes, docentes y trabajadores no se quedaron de brazos cruzados. Muchos de ellos rompieron una cerca lateral para ingresar a sus clases y cumplir con sus deberes académicos, le guste o no le guste al rector, Pedro Cotillo.

[Con información del Colectivo NorOeste]